Uno de los aspectos más gratificantes de nuestro trabajo es, sin duda, lo referente a la comunicación para el desarrollo. El reto de analizar y plantear estrategias que nos permitan llegar a los diversos públicos de nuestra compañía adquiere un ritmo diferente cuando nos dirigimos a nuestras comunidades de influencia directa e indirecta.
La televisión, la radio, la prensa y, hoy, las redes sociales son los medios que identificamos como portadores de contenidos. Con nuestras comunidades, además, hemos debido estudiar y aprender nuevas formas para conectar: convertirnos en la bisagra que le sume a la gestión compartida que desarrollamos en nuestro entorno, a través de la búsqueda del impacto en cantidad y calidad de los mensajes y el planteamiento de indicadores que nos permitan medir los resultados de nuestro trabajo.
Las campañas de comunicación social constituyen una alternativa interesante si lo que se busca es convocar. Y ser parte de la noticia — exponiendo nuestros proyectos a la opinión pública local y/o nacional— ayuda a proyectar mejor nuestros programas sociales y aporta a la definición de nuestra reputación corporativa, además de inspirar a otras organizaciones a sumarse a los retos. Fue así como nació «Viva el Perú Unido», campaña con la que logramos convocar a importantes empresas como AUNA, Latam Airlines, Siemens, Sal Marina Emsal, y cuya exposición mediática superó los 19 millones de personas impactadas.
Continuar con nuestro trabajo fue nuestro principal objetivo en el contexto de cambios abruptos que hemos venido experimentando en los últimos dos años. Entre las experiencias en la gestión de la comunicación social, destaco especialmente a Kipi, la niña robot que viajó con el profesor Walter Velásquez a las escuelas de las comunidades de Tayacaja, en Huancavelica, para llevar la presencialidad de la enseñanza a poblaciones con dificultades de conectividad; todo en medio de la extrema cuarentena. Este proyecto resulta emblemático, porque refleja la esencia de nuestro propósito «Somos la energía que hace que el mundo nunca se detenga» y resume bastante bien el objetivo que compartimos con Miguel Navarro, Manuela Tribeño y Jean Carlos Prado —el equipo de comunicación de Kallpa— de contribuir a la promoción del desarrollo.
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